Ponga un perol a la leña, añada caldo de hormonas y cocine
un chícharo a fuego lento, no olvide que el riego de sangre se debe incrementar
mientras va pasando el tiempo de cocción, para sazonar: hojas verdes; no abuse
de la sal y no se le ocurra colocarle azúcar…
Eso, entre otras cosas ha modificado la precepción de la
existencia en estos meses, se seca el cerebro, se embelese la vista con el
burbujeo del caldo, un movimiento a la vez, sin prisa se forma la obra maestra,
si lo vez por mucho tiempo se incrementan los temores, pero no debes dejarlo a
la deriva, hay que ponerle atención. Línea a línea, camino a camino, los
senderos se van formando.
Después de un lapso añada lagrimas y risas, pasiones,
deseos, ilusiones, procure no añadir tensiones aunque sabemos que eso puede
resultar bastante complicado, pero recomendamos sean las menos.
Cree paralelamente su complemento, ningún guiso debe ir
solo, necesitamos una buena presentación para el plato final que se les
mostrará a los jueces del destino.
Los colores son importantes, siempre los brillos y
contrastes atraen la atención, sea paciente, no se vaya al churrigueresco que
luego no sabrá que hace con tanta cosa alrededor. Imagine, planee y plantee los
panoramas posibles, descarte algunos y quédese con lo práctico. Todo es y será
nuevo, los peroles hacen surgir los mejores encantamientos.
Le aseguramos que definitivamente será una poción mágica que
no querrá perderse.