A las 12 se sirve su taza de café, a esta altura del día es
la tercera, sabe perfectamente que no es lo más recomendable para la salud, a
las 12 ya desayuno en su casa cuando era de noche, salió a las calles, abordó
el transporte público entre la aglomeración de todas las mañanas, entre sueño
va alerta, no por buscarlo a él, sino por cuidarse de ellas… tanta gente
incluso en el vagón reservado para mujeres, a las 12 todos los días con café en
mano reflexiona la existencia, a ese tiempo ya almorzó en el trabajo, la salida
obligada al banco, stop en la tlapalería para el capuchino y algún tentempié que le invitan las
compañeras, a las 12 debería estar trabajando, no observando el humo que
desprende su taza de café. A las 12 cierra los ojos un fragmento de segundo,
aspira el aroma del grano exclusivo de si misma y lo siente a él.
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