martes, 2 de mayo de 2017

palacios de sal en desiertos de miel



Mi historia se reduce a la perplejidad. Corriendo atrás de lo que nunca pasa, de los tal vez, de las ocasiones en que sueñas para no perder la esperanza, de la creación de palacios de sal en desiertos de miel. 


¿Debería ignorar el mar y su aire marítimo amante de las palmeras?, los segundos se van sumando para formar días enteros; el sol vuelve a salir y la luna no tiene reparo en burlarse de él.
Se perfectamente donde estas y al mismo tiempo lo ignoro por completo, si tan solo estuvieras caminando sobre arena blanca, tersa, con las manos en los bolsillos y la mirada al horizonte, podría contarte que la ciudad sigue siendo un caos, que hoy el calor no fue tan insoportable como ayer, llovió de tarde ensuciando los autos, molestando a las personas. La gran ciudad, la ciudad, mi ciudad, tú ciudad, lo cotidiano de días que empiezan con un caos retrasando el itinerario, horas de estar en el auto, ir y venir discutiendo el arte de la autogestión y la supervivencia.


¿Y tú?  en ese silencio provocado ¿Ya te ha hablado tu corazón, lo escuchas?

Debería de ignorar diciembre y saltar al próximo capítulo de la historia, me gustan las novelas con drama y romance, hoy escuche una que contenía ese suspenso moderno; siempre hay algo que deslumbra a la mujer, es curioso cómo los hombres no se dan cuenta de esos pequeños detalles, o tal vez si y prefieren ignorarlo. Por qué no ven que nos gustan esas pequeñas cosas que ustedes no creen posibles en sí mismas, en sí mismos.


No sé cuándo vas a volver, no sé, por lo pronto mis pensamientos navegarán en la mar ocultos en botellas de cristal, tapón de corcho y un moñito rosa en su cuello, seguro así llegarán a la isla del destino.


Por ahora, la incertidumbre seguirá en el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario